La apertura, la gran protagonista.
Había ciertamente gran expectación por saber cómo pensaba Magnus abordar este problema teórico contra el peón dama, algo que nunca fue un problema para él a lo largo de su carrera, pero esta vez lo está siendo.
Una prueba de la situación fueron los gestos de Magnus durante la partida, algunos de ellos insólitos. Es un hecho conocido que el joven noruego dedica tiempo a su preparación física y está en forma. Se cuida además, come bien, duerme temprano, no tiene ticks, controla bien sus nervios.
Durante la apertura, sin embargo, estaba dormido y con dormido quiero decir dormido de verdad, no era aquella técnica Ivanchuk de jugar de lado, sin mirar al tablero, era algo diferente, era como si no hubiera dormido nada. ¿Acaso estuvo preparándose hasta el último minuto? Es posible, porque había bastante en juego.
Fuera de eso, la partida se decidió en 6 jugadas, entre la 15 y la 20. Es ahí donde Anand intentó jugar de forma enérgica, penetrar en la fortaleza del rey enemigo pero no lo logró, Magnus transmitió una buena imagen en cuanto a preparación se refiere, fue solucionando con seguridad sus problemas, que parecía grandes y con sus jugadas los iba derritiendo.
Quedan 4 partidas y serán 4 finales, como les llama el Cholo Simeone. Un fallo, un despiste puede ser fatal. Para Magnus la situación es mucho mejor, porque si resbala el match se iguala y puede volver a asestar otro golpe pero para Anand las cosas pintan peor, el mínimo fallo lo dejaría ya sin opciones.
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