En este torneo me dieron una paliza y quedé último. No es que jugara mal, sino que eran más fuertes y yo para ese nivel, era débil en los finales.

De esa forma perdí dos partidas imperdibles contra Vaganian y Dolmatov. Y perdí otras dos que tampoco debí haber perdido, sobre todo contra Romanishin, contra quien llegué a tener ventaja ganadora. A lo largo de mi carrera perdí varias veces con Romanishin, era para mi un rival muy difícil.

Lo que recuerdo más de este torneo, aparte del hambre que pasaba, es la primera partida contra Polugaevsky. Esperaba su Najdorf habitual y se desvió para plantear una Taimanov pero es que Polugaevsky era bueno en cualquier Siciliana, era un jugador espectacular. Yo jugué fuerte también, hubo sacrificios de peones por ambas partes y después de una intensa lucha alcanzamos un final en que yo tenía calidad de ventaja a cambio de varios peones. El resultado a esperar eran las tablas pero fui jugando bien y bien hasta que llegó mi oportunidad y no la aproveché. Jugando 38.Ta7! hubiera ganado la partida en pocas jugadas. Una lástima. Hubiera comenzado por la puerta grande.