Esta fue una gran victoria, continuando mi tradición de ganar los zonales y proclamarme campeón de centroamérica y el caribe.

Un zonal era la única vía para acceder al selecto espacio de los interzonales, los torneos que permitían luchar por el campeonato del mundo y donde solo llegaba una selecta élite.

Este zonal en particular tuvo una peculiaridad y es que fue precedido por un subzonal, días atrás en San Juan, Puerto Rico. Regresar a Cuba no era una opción porque no tendríamos tiempo para obtener un visado para viajar a Venezuela, un viaje que si podríamos emprender directamente desde territorio de Estados Unidos, vayas cosas de la diplomacia. Entonces el Sr. Tudela, que era el representante venezolano ante la FIDE y uno de sus ejecutivos, se ofreció a alojarnos todo el tiempo que fuera necesario en Caracas.

Tudela era un potente empresario, dueño del hotel Inter Continental de Caracas y allí estuvimos alojados Nogueiras y yo al menos un par de semanas, en fantásticas condiciones, hasta que diera comienzo esta final.

Como era de esperar, la lucha estuvo protagonizada por Nogueiras, Zapata y yo. Mis dos rivales eran muy fuertes y me superaban en Elo pero a través de un juego preciso logré adelantarlos y hacerme con la victoria final.

La victoria decisiva llegó en la séptima ronda, con negras, frente a Gildardo García, jugador siempre agresivo y peligroso. Planteé mi habitual Defensa Siciliana y gané una partida estupenda que me abrió las puertas al título.